martes, 13 de diciembre de 2011

Cuando lloras con / por alguien a quien no conoces

Esta entrada no la tenía pensada, ni mucho menos esperaba tener que escribirla algún día. Esta entrada nacce de la necesidad que he sentido de llorar, de gritar y de acompañar aunque sea en la distancia.
.......................................................................................................................................................................


A veces pasa que ser madre te otorga un sexto sentido.

A veces pasa que ser madre te hace más frágil, más empática.

A veces pasa que ser madre "te conecta" con otras madres y sus emociones aunque no las conozcas, ni sean amigas, ni las hayas visto en tu vida (y sepas a ciencia cierta que tampoco las llegarás a tratar). Solo te basta con que alguien te hable de ellas y de lo que están sufriendo. Y en ese instante un mecanismo se dispara, estés a cientos de kilómetros o no sepas nada de ella más que lo que te están contando. La conexión ya está establecida.

Y hoy es lo que me sucede:

Hoy, una amiga tiene el corazón encogido y arrugado y dolorido por la pérdida tan brutal y tremenda que ha sufrido una amiga suya. Y cuando pienso en esa pérdida siento a esa mujer cerca, como si la conociera, como si la comprendiera. El hecho de ser madres es lo que nos une. Porque no quiero ni pensar, ni imaginar, ni intuir cómo me encontraría yo ahora de estar en su situación.

Hoy he llorado pensando en esa madre (y en otras, otras tantas que tampoco conozco pero que de reunirse podrían decir tanto). Sé que no la veré en la vida. Sé que no me leerá pero hoy su tristeza es la mía. Hoy su dolor es ese dolor que yo no quiero sentir jamás, ni de lejos, es ese dolor que acaba de marcar un antes y un después en su día a día, hasta que emprenda su último viaje, en una vida que va a tener que recomponer, que aprender a vivir de nuevo... quien sabe si solo a sobrevivir como cuentan quienes saben de lo que hablo.

Solo acierto a pensar que es una tragedia, que es una pesadilla, que es injusto, que es estremecedor. La mayor bofetada que te puede dar la vida. Llorar a un hijo que se va, un niño en este caso... solo puede traer vacío. Nadie nos prepara para las pérdidas, para las despedidas permanentes pero es aún peor cuando va en contra casi de lo natural, de lo normal. ¿Cómo creer tan siquiera que te puedes llegar a encontrar en tal tesitura? resulta tan ilógico, tan ¿irónico?

Quisiera poder escribir algo a esa madre, quisiera tener el poder de sanar esa tremenda herida que se acaba de abrir, quisiera poder entender el por qué de una injusticia así. Pero no puedo. No hay palabras, ni frases que puedan aliviar semejante pena. No hay nada que se pueda decir y que no parezca inútil y fatuo.

No creo que haya mayor tragedia para una madre que la supervivencia a sus hijos. No lo creo después de haber visto el dolor de una madre despidiendo a su hijo, completamente rota creyendo que ya nada tiene sentido.

Desgraciadamente he sido testigo del dolor que sienten (porque ese dolor no se marcha, permanece el resto de sus días) varias mujeres, en esas situaciones. Cada caso ha sido distinto. Una de esas mujeres despidió a uno de sus hijos siendo éste un joven a punto de terminar su carrera universitaria y con toda una vida llena de promesas por delante. La otra mujer, despidió a sus dos hijos, en el intervalo de un par de años, siendo ya ambos adultos, incluso con nietos (siendo ya los hijos, a su vez, abuelos). Pero da igual, da igual si eran jovenes o adultos, esas madres han sufrido la ausencia de una parte de su propio ser, quedando vacias, yermas. Creo que puedo hasta oir, hasta notar, cómo pudo romperse su corazón para no volver a ser el que había sido. Porque, como dicen, ya nada es igual.

¿Cómo se supera algo así?

¿A qué te agarras si te acabas de quedar sin lo que más te ancla a la vida? De la noche a la mañana. Literal.

¿Cómo encuentras el camino de regreso a la cordura?

1 comentario:

  1. montse, hace cuatro días pasé por lo mismo, apenas había visto a esa mamá un par de veces, una colega de trabajo. y luego pensé en mi abuela, en mi tía. y sentí su dolor. terrible y enorme.
    /loli.

    ResponderEliminar