jueves, 27 de octubre de 2011

Hojas, ramas, piedras y castañas

Hablamos de los paseos con Piratilla1 y lo que hace durante ellos.

Vivimos en una capital de provincia de la meseta norte. Tranquila, con paseos verdes junto al río y de tamaño perfecto, es ideal para uno de los, llamémosle juegos, de mi hijo mayor: la búsqueda y captura de hojas caidas del árbol, piedras ramas y/o palos y, en temporada (otoño) castañas pilongas (en este caso concreto, el de las castañas, la recogida es cada día, al salir del colegio o por la tarde. Por lo que en previsión suelo llevar una bolsa de plástico en mi bolso).

Desde que echó a andar, desde siempre, es una de sus actividades favoritas.

De hecho, entre sus amigos, es conocido por coleccionar piedras y castañas, y amablemente, siempre hay un niño solidario e implicado que mete la mano en el bolsillo para ofrecerle, como un trofeo, un elemento más que aumente una de sus colecciones. ¡Ah, la amistad verdadera!

En consecuencia hace tiempo que decidí sacar provecho de esta afición (que parece ser común a muchos niños por lo que he comprobado). Las piedras, si son adecuadas, más bien tirando a grandes y planitas pueden servir para pintarlas y crear, por ejemplo, una mariquita pisa papeles. Si son bonitas y a poder ser pequeñas, van al  bote de la colección de piedras. Las hojas, las pintamos también, para después pegarlas en una cartulina, o bien empapadas en pintura presionarlas como un sello y que dejen su forma. Con las castañas solemos hacer algún centro otoñal o rellenamos un jarrón. Y si se da la ocasión recojemos alguna piña con la que decoraremos la casa de cara a la Navidad.

Suelen ser también estupendos regalos que se empeña en llevar a clase para su profesora, sobre todo castañas y hojas secas. Lo de las piedras... como que no, mejor no.

Así, un paseo suele convertirse en un ir y venir en su recolección particular y a la par una fuente de información sobre tipos de árbol. Puro intercambio porque Piratilla1 recoge y procesa todo lo que ve y oye. La última vez yo le hablaba de castaños, sauces llorones y plataneros falsos y el me insistía en la existencia de los cedros llorones.

Efectivamente, cedros llorones, existen ( y yo llegué a dudar, cosa que no debo hacer cuando Piratilla1 dice algo) lo he visto, uno. Paseo de la Isla (Burgos), que hace las veces de jardín botánico. El mismo que vió él con la clase y que recuerda desde entonces. A pesar de los meses...

Hojas, ramas piedras y castañas... ¿no son fascinantes?

miércoles, 26 de octubre de 2011

Me gustan los chales de lana y las perlas

Ayer charlaba un microratito con mi mi "másantiguaamiga" sobre la vida y el amor (es decir de todo un poco y más aún) y surgió el tema del temporal y el frío. Me dijo: - "Llevo un chal de lana, como los de las abuelas". A lo que le contesté: - " ¡un chal de lana! qué chulo. Y pensé (que también le dije, por supuesto): - me gustan los chales de lana y las perlas. Debo estar haciéndome vieja.

Sí, me gustan los chales de lana y las perlas.

A mí.

Yo que era la de los cambios sin venir a cuento en la peluquería, la que no tenía un estilo definido en el vestir e iba dando tumbos según le viniera en gana o en la situación en la que se encontraba. La de los complementos en plata, que las joyas son para mujeres mayores, la de los vaqueros, la de los trajes no me gustan que son demasiado serios...

Me he convertido en una mujer, de mediana edad, dícese de "taitantos", madre y esposa, ¡clásica!. ¿Será la edad o será esta ciudad de espíritu tan tradicional, tan clásica como me estoy volviendo yo? Creo que si cerrara los ojos vería a mi madre prediciendo que llegaría este momento.

Si me paro a pensar, juraría que mi último acto de rebeldía ha sido llevar las sandalias durante todo el verano y "más allá", las chanclas "forever", hasta que el termómetro ha dicho basta, no seas loca muchacha. Incluso los días de lluvia. Porque en mi pueblo, costero y surfero, se llevan, aunque llueva.

martes, 25 de octubre de 2011

Carreras hasta el colegio un día de viento y lluvia

Ayer.

Primer temporal de este otoño. Sobre nuestras cabezas.

Los preparativos en casa transcurren con entera normalidad, en orden y tiempo. Piratilla1 se despierta estupendamente, desayuna estupendamente, se prepara (lo preparo) estupendamente. Piratilla2 idem. Todo genial. Estamos listos. Paso lista: Silla, plástico, paraguas, abrigos (esto es la meseta o como suelo decir la Patagonia española), bolsa del almuerzo, nota para devolver a la tutora, niños, llaves, móvil... Todo correcto. Salimos.

El colegio apenas si está a cinco minutos de nuestra casa, un lujo. Ayer fue una odisea llegar. Apenas abrimos la puerta de nuestro portal y una ráfaga de aire nos golpea en la cara, acompañada de la lluvia que cae inmisericorde. - "Toma hijo, el paraguas".

Damos la vuelta a la esquina y una ráfaga puñetera voltea nuestros paraguas, hace saltar el plástico que protege a Piratilla2, Piratilla1 grita - "mamáaaaaaaaaaaaaaa, el paraguaaaaaaaaaa, el plásticoooooooo, aaaaaaaaah" - y sale corrriendo a capturar el plástico de la silla para devolverlo a su lugar y proteger a su hermano. Lo ponemos y Piratilla1 lo agarra con fuerza. (En un momento de lucidez, a pesar del caos, pienso, este es mi niño, protegiendo a su hermano).

Nos recomponemos en un portal aledaño y proseguimos: La silla con Piratilla2 a salvo con el plástico, Piratilla1 resguardado entre la silla y mi cuerpo agarrándose la capucha; yo encorvada para dejarle espacio, agarrando con una mano la silla y con la otra el único paraguas que mantenemos abierto, rezando para que no voltee de nuevo y llegar secos hasta la fila de la clase si es posible y el temporal lo permite. Apretamos la marcha, no sé cómo pero vamos casi hasta acompasados. Llegamos, yo resoplando, con cara de "nollegoestoesunascodetiempoquemedanlossietemales"; los Piratillas como si nada, encantados y secos y justo a tiempo. Piratilla1 fue el último de la fila "in extremis", con la fila ya más dentro de clase que en el porche. Pero llegamos.

Piratiila2 y una servidora vuelven a todo correr a casa y justo cuando llegamos al portal comienza a caer el diluvio universal.

PD: Hace un tiempo leí en internet, creo recordar que en algún foro, que a la práctica de llevar a los niños al cole se le llama "school running". Bueno, pues ayer era "deporte de riesgo".

lunes, 24 de octubre de 2011

¿Por qué "Entre mimos y juguetes"?

La elección del nombre del blog me parece importante. Siento que es mi tarjeta de presentación y que debe resumir no solo el por qué del blog sino a la par, parte de la esencia de quien lo escribe.

Decidí lanzarme con este cuaderno de bitácora porque "El baúl de Mon" empezaba a reflejar de manera constante mi "yo" más maternal. Y es que la maternidad, hoy por hoy (y creo que para siempre ya) es la base de mi vida. Todas las historias y relatos que imagino últimamente tienen que ver con la maternidad, con mi manera de sentirla, así que pensé que lo mejor era abrir este nuevo espacio para intentar "desnudar" mis pensamientos y emociones en él. Sin camuflarlos en relatos. Aunque aún hoy creo que me va a costar un poquito.

Volvamos a la importancia del nombre (que me voy por los cerros de Úbeda): En principio se me ocurrió que se podía llamar "mamá, que ven", frase que utilizó mi hijo mayor (dícese piratilla1) durante bastante tiempo para reclamar mi presencia. En realidad debería ponerle el énfasis adecuado: - "¡mamáaaaaaaaaaaaaa, que veeeeeeeeeeeeeennnnn!!!!!!", en un tono ligeramente apremiante y alto.

Pero el día "de autos", en el que me lancé a escribir ya mi primera entrada, sentada en el sofá, con el portátil en las rodillas, miré al frente y vi el parque temático en el que se ha convertido el salón, sobre todo ahora que ha llegado el otoño y el mal tiempo de su mano. Juguetes y más juguetes. Acto seguido me vino otra palabra a la mente, "mimos". Sí, mi vida ahora se resume en mimos y juguetes, en niños, en hijos. Y los mimos sirven para todos, para la familia, para los amigos, para el marido de una (dícese capitán pirata) lo que me permite abrir mi abanico de posibilidades (sí lo sé, una explicación pillada por los pelos ¿verdad?). En fin, que en resumen, así quedó bautizado este blog.

Veamos a partir de ahora hacia dónde me lleva.

sábado, 22 de octubre de 2011

Mi pequeño cuaderno de bitácora

Un nuevo reto, llevar en la blogosfera mi pequeño cuaderno de bitácora.

Pequeño, sí, mi vida es muy sencilla: Mujer, hermana, hija, amiga, esposa, madre y ama de casa.

Un reto porque no sé si sabré llevar esto de publicar todo cuanto pienso y siento. Siempre he sido extrovertida, abierta, una cotorra... pero conforme va pasando el tiempo siento que cada vez me gusta menos hablar de mí. Y sin embargo aquí estoy, creando este blog. Menudo contrasentido.

Y este blog va.... de lo que surja. Simplemente.

Bienvenidos a quienes llegueis hasta él.