lunes, 28 de abril de 2014

Libro Dormir sin Llorar - El libro de la web

Hace casi siete años, al nacer mi hijo y navegando por Internet en busca de respuestas, me encontré la siguiente estrofa del poema "CUANDO DUERME UNA MADRE JUNTO AL NIÑO", de Miguel de Unamuno:



"Cuando duerme una madre junto al niño

duerme el niño dos veces;

cuando duermo soñando en tu cariño

mi eterno ensueño meces."



Esa estrofa se convirtió en mi estrofa de cabecera, en nuestra estrofa, en nuestra canción, en nuestro lema y nuestro principio.

Había nacido mi primer hijo y algo se quebró en mí, naciendo de nuevo, como madre. Utilizo la palabra "nací" porque desde que llegó el bebé no fui "quien yo esperaba ser", la madre que yo imaginaba, sino que ya "una madre habitaba en mí", que fue la que surgió.

De la mano de Unamuno, de su estrofa y de la web Dormir sin Llorar, comencé un camino con una forma de ver el sueño infantil. Me sumergí en su Comunidad primero como lectora, escondida sin registro y tras seis meses como participante e integrante registrada.

Así comenzó la siguiente historia: Con una madre llena de dudas y de preguntas y de miedos y un bebé recién nacido que no dormía, que mamaba y mamaba y que lloraba y lloraba. Con estas piezas de puzzle comenzamos a armar nuestra existencia diaria, nuestras noches y nuestras siestas, arropada por miles de historias parecidas a la nuestra, abrazada por las madres más activas del foro. Amparada, sostenida.

Pasó el tiempo, agradecida me quedé en la comunidad, dispuesta a devolver lo que se me había dado, a poner mi hombro para que otras madres se apoyaran. Me quedé porque el foro era mi círculo de mujeres, mi tribu, esa tribu de la que tanto se habla en maternidad. Quedarse supuso dar un paso más y no solo eso, supuso un regalo que es el que os presento hoy:

El regalo tuvo forma de proyecto, forma de libro. ¿Qué más podía pedir yo? 

Han sido varios años de proyecto (muy intensos) y un hijo más.

Muchos días, muchas noches, mejores, peores, muchos bostezos y muchos ruegos o plegarias a Morfeo. Luchas interiores, dudas, suspiros.

Muchos "todo pasa y todo llega"... muchos momentitos y momentazos, confidencias con mi tribu. 

Y el proyecto del libro de trasfondo, tomando forma: los planes, los sueños, los borradores, las puestas en común, la incertidumbre, el miedo, la necesidad de perfección, "de estar a la altura de las circunstancias", la obsesión por ofrecer un buen apoyo a los padres, concienzudo.


Las compañeras de viaje, las "camaradas": Rafi, Roberta, Begoña, Merche, Cristina, Rosalina.

Todo un viaje, toda una experiencia. Un sueño hecho realidad.

El resultado, con todo el esfuerzo e implicación del equipo que da vida a este proyecto, es este libro que veis ¡y yo formo parte de él!.


Me quedo con todo lo vivido, con todo lo aprendido. Con la ilusión con la que acometí el proyecto. Con la satisfacción de haber disfrutado buscando, leyendo, escribiendo, creando (como el cuento de la teta cansada). Me quedo con la ilusión de saber que no he sido la única en dormir a mis hijos sin llorar, que no lo soy y que no lo seré y que de verdad, de verdad, estamos programadas para actuar así: Solo tenemos que escuchar y sentir, dejarnos llevar en los brazos de Morfeo, juntos.



Dulces sueños.



Puedes comprarlo aquí o en tu librería favorita.


Más información:
Dormir sin Llorar


viernes, 25 de abril de 2014

Poema "Madre, llévame a la cama" de Miguel de Unamuno



MADRE, LLÉVAME A LA CAMA

MIGUEL DE UNAMUNO


Madre, llévame a la cama
Madre, llévame a la cama. 
Madre, llévame a la cama, 
que no me tengo de pie. 
Ven, hijo, Dios te bendiga 
y no te dejes caer. 

No te vayas de mi lado, 
cántame el cantar aquél. 
Me lo cantaba mi madre; 
de mocita lo olvidé, 
cuando te apreté a mis pechos 
contigo lo recordé. 

¿Qué dice el cantar, mi madre, 
qué dice el cantar aquél? 
No dice, hijo mío, reza, 
reza palabras de miel; 
reza palabras de ensueño 
que nada dicen sin él. 

¿Estás aquí, madre mía? 
porque no te logro ver... 
Estoy aquí, con tu sueño; 
duerme, hijo mío, con fe. 



Miguel de Unamuno





jueves, 24 de abril de 2014

El penúltimo beso a mamá

Esta mañana además de a mi hijo mayor, he acompañado al cole a dos amigos suyos, dos hermanos. El pequeño de ellos está haciendo este año primero de infantil, así que hemos entrado con él al cole y le hemos acompañado en la fila hasta la llegada de su maestra.

Mientras la fila avanzaba para entrar a clase un niño ha vuelto hacia atrás para darle un beso más a su mamá. Estaba medio llorando y decía - "un beso más a mamá, el último beso". Se lo daba, amagaba con seguir la fila de la mano de su profe y volvía a retroceder diciendo lo mismo - "un beso más a mamá. el último beso".

La maestra de esta clase es pura dulzura, la conozco y ese niño está en buenas manos. No le habrán faltado ni besos ni abrazos al entrar. Mientras le daba la mano, la seño sonriendo decía: - "el penúltimo beso a mamá".

Yo observaba la escena de la mano de mi hijo pequeño, que comenzará el colegio este próximo septiembre y me preguntaba cómo reaccionará. Habrá penúltimos besos, estoy segura, es parte del proceso, solo espero que tenga la suerte de este niño con su profesora.

miércoles, 23 de abril de 2014

Parón forzoso y la relativa importancia de las cosas

Desde hace algo más de dos semanas sufro un revés de salud que me ha obligado a frenar e intentar reposar si eso es posible con dos niños en casa. Ha sido un revés que me ha tenido en jaque y que aún perdura. 

Durante este tiempo que el cuerpo no me seguía pero la mente sí y en vistas de que me esperan pruebas médicas, mis pensamientos más recurrentes se centraban y se centran en los niños. En ellos y en mí, en la necesidad de nuestra presencia en sus vidas como padres.

No sólo eso, no sólo es que te des cuenta de lo necesario y vital que eres para ellos sino que te vuelves plenamente consciente de lo que tú les necesitas a ellos.

Todo se vuelve relativo, todo puede pararse, casi todo puede esperar.... pero lo que revolotea ante la preocupación por la pérdida de salud es.... ¿Y si yo falto? Ellos, siempre ellos y lo digo emocionada porque lo cierto es que a día de hoy, con o sin salud, sin ellos no soy nadie.

martes, 1 de abril de 2014

Aristóteles y la virtud ... cuando eres madre

Ya lo decía mi buen amigo Aristóteles:

"la virtud está en el medio". El término medio.

Así de simple y de sencillo. Cuestión de equilibrio, de armonía, ¿no? De una lógica aplastante.

Curiosamente es de las pocas cosas que aún recuerdo de mi carrera universitaria.

Como madre cada vez me cuesta más encontrar o asentarme en ese equilibro. En el plano teórico lo tengo todo más o menos ordenado, sopesado y aceptado pero en la práctica tengo la sensación de vivir siempre inmersa en el ojo de la tormenta perfecta, aquella película que protagonizó George Clooney,

Has de ser padre equilibrado, virtuoso. Ni autoritario, ni permisivo. Has de encontrar el equilibrio en su nutrición, en su sueño, en sus hábitos, en su educación. 

Ese medio está ahí, es tangible. Te "ayudan" estudios, profesionales, expertos.... todo ello en el plano del papel y la tinta, de los estudios y baremos, las estadísticas y las muestras.

Pero la paternidad, léase paternidad y maternidad, por favor, es compleja. La abrazan factores complejos que completan su tela de araña. Interviene quien fuiste, quien eres y saberlo. Cómo te criaron y cómo sientes tú ahora que te criaron, cómo te afectó. lo que quieres repetir, lo que no, lo que repites y te gusta, lo que repites y no quieres. Tus deseos, tus miedos, tus frustraciones, tus anhelos, tus ansias por ser buen padre. Y enfrente, o junto a ti, él o ellos.... con su carácter, su forma de ser, sus sueños, sus ansias, sus alegrías, su personalidad.

¿Existe "El Equilibrio"? ¿Cuál es tu equilibrio? ¿Y el mío? ¿Y el mío es el mismo que el tuyo? Obviamente habrá unas bases comunes para todos pero como siempre insisto...amplia suele ser la gama de grises en la que nos movemos las personas.

A veces me pregunto cómo hubiera sido mi vida sin hijos. Mi padre siempre me contesta que me hubiera perdido una parte fundamental en mi vida, él lo llama "una dimensión esencial". Y su teoría se sustenta que los hijos son los que realmente te enseñan a no ser egoísta.

Yo creo que simplemente hubiera sido diferente...salvo que ellos, en mi caso, sean mi equilibrio, mi virtud, por más que yo no la consiga encontrar. Y quizás se trate de eso. Aunque por otro lado, seguiré buscando ser una madre virtuosa, por más difícil que sea.