martes, 26 de agosto de 2014

Entrevista a Sara - el acogimiento familiar en verano

Conozco a Sara a través de una asociación en la que ambas colaboramos. Sara es risueña y dulce como las galletas que hace, con una sonrisa tremendamente acogedora.


Sabiendo cómo es no es de extrañar que se haya embarcado en la experiencia del acogimiento en verano de un niño saharaui. Cuando me lo contó lo primero que le dije es que tras el verano quería entrevistarla y aceptó. Es una historia de dar y tomar, de entregar y recibir. Una historia personal y entre personas, una historia familiar y sin fronteras.


Así que seguid leyendo que esta entrevista es de las de reflexionar.


Cuéntanos, ¿quien es Sara? ¿Cómo es tu familia?

Sara es la feliz mamá de un niño maravilloso de casi tres años llamado Pablo. Mi familia es pequeña (de momento), la formamos mi marido, nuestro hijo y yo.


Qué os impulsa a convertiros en familia de acogida.

 Lo que más nos animó fue dar la oportunidad a un niño de pasar un verano diferente, alejado de las altas temperaturas del desierto y que tanto él como nosotros tuviéramos la oportunidad de convivir con otra cultura y unas costumbres tan diferentes a las nuestras.

Aquí se someten a controles médicos que en el Sahara son impensables, prueban un montón de alimentos nuevos y se llevan unos kilos de reserva hasta el año que viene (en el caso de Salek casi 5).

Es algo que llevábamos pensando desde hacía mucho, pero que por unas cosas u otras dejábamos en la reserva cada verano, hasta que este año decidimos dar el paso puesto que nuestro hijo ya no es tan bebé y yo ahora tengo más tiempo.


Qué expectativas tenías, qué pensabas antes de acoger sobre lo que te esperaba. ¿Ahora qué piensas?

 Buff, lo que más tenía era miedo, sobre todo según se iba acercando la fecha de llegada.
Miedo de haber embarcado a mi familia en una aventura que no sabía como iba a salir, a que el niño no se adaptara o no le gustáramos y a que nuestro hijo lo pasará mal.

 Ahora veo que esos miedos eran totalmente infundados, pero supongo en ese momento, poniéndome en lo peor me sentía más segura.


¿Cual es el proceso para acoger a un niño en verano? ¿Dónde deben dirigirse las familias que quieran acoger durante el verano a un niño saharaui?.

El proceso es muy sencillo, solo hay que tener ganas. Hay quien cree que trabajando es imposible, pero no, si que se puede, solo hay que querer hacerlo. Estar dispuesto a pasar dos meses con cualquier dificultad. Teniendo ganas todo sale rodado.

Son niños que vienen de familias totalmente estructuradas, sus padres son padres normales que quieren muchísimo a sus hijos y que creen que venir a España es una oportunidad para sus niños. Al principio (sobre todo si es la primera vez que vienen) están muy asustados y necesitan sobre todo cariño y sentirse arropados, que a pesar de estar a miles de kilómetros de sus casas no se sientan solos.

Teniendo ganas y estando dispuesto a dar cariño a un niño solo hay que dirigirse a la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui (en este caso de Burgos) y ofrecer tu casa y tu tiempo durante dos meses. Luego ellos se encargan de todo, están pendientes de todo, si hay algún problema de adaptación  buscan la manera de solucionarlo prestando incluso su casa si hace falta.

Son dos meses en los que nunca estas solo, siempre hay alguien dispuesto a echarte una mano en lo que sea.

Yo animo a todo el mundo a hacerlo, es una experiencia única


Describe la experiencia desde vuestra vivencia personal.

Nuestra experiencia ha sido MARAVILLOSA, en mayúsculas y con todas las letras.

Sí que es cierto que ha habido algún momento mas duro o difícil, pero los buenos momentos los superan con creces.

Nuestro niño se llama Salek, tiene 10 años y esta ha sido la primera vez que salía de su casa. No hablaba nuestro idioma y no conocía nuestras costumbres, pero desde el primer momento supimos que iba a salir bien, se le notaba en los ojos, y así ha sido.

A las dos semanas de estar aquí ya nos entendía prácticamente todo aunque todavía no hablaba bien, pero el último mes no ha callado jaja, ha aprendido muchísimo y ahora puede participar de casi cualquier conversación.

Lo mejor ha sido que nos ha hecho volver a descubrir el mundo con sus ojos, la cara de felicidad la primera vez que se metió en la piscina no se me olvidará nunca

Todo le llamaba la atención, por todo preguntaba, cosas tan cotidianas como darse una ducha caliente para él era todo un descubrimiento, y aunque la primera vez le daba miedo en cuanto noto el agua calentita no paraba de reír.

A veces lloraba por las noches, echaba de menos a su familia, y yo me metía en la cama con él hasta que se dormía. Al principio quiso dormir en una habitación el solo, luego cuando cogió más confianza pidió dormir con Pablo y ya no volvió a llorar por las noches.

Desde el principio hemos intentado que se sintiera uno más de la familia, le hemos tratado igual que a nuestro hijo (teniendo en cuenta la diferencia de edad claro).

Yo desde luego que le siento como uno más.


¿Alguna dificultad en la experiencia, en el proceso, en la vivencia?

Hombre, dificultades ha habido alguna, la primera el idioma, se hace duro no poder explicarle las cosas y que se quede solo con un si o un no.

Las costumbres de higiene y de alimentación, es un niño limpio y educado, pero al ser la primera vez que venía a España se lo hemos tenido que enseñar todo.

Algún enfado que otro también hemos tenido, lo normal supongo, lo bueno es que desde la asociación siempre hemos encontrado respuesta y colaboración a cualquier problema que se pudiera presentar. Ha habido momentos duros? Si, pero nos hemos sentido muy arropados.


¿Qué destacarías?

Lo más destacable para mi ha sido el cariño que nos ha dado, nos ha querido incondicionalmente, ha confiado en nosotros sin conocernos, y con eso me quedo, este ha sido uno de los mejores veranos de nuestra vida y aunque seguro que habrá más, este no lo voy a olvidar nunca.


¿Cómo era un día en vuestro verano? ¿Habéis modificado vuestras costumbres, hábitos?

Bueno, un día normal, entre semana no tenía mucho misterio, si no había nada en concreto como médicos o compra el plan era piscina desde por la mañana.

A la hora de hacer la comida siempre le tenía rondando por la cocina preguntándome cosas o intentando meter mano a lo que estuviera cocinando jaja.

Por la tarde hemos estado en la piscina casi todos los días hasta las 7 o las 8 que íbamos a dar una vuelta al parque con el patinete

Por la noche cena, cuento y a dormir, al principio le costaba un poco ir a la cama pero ahora al final casi se llevaba a rastras a Pablo emocionado por el cuento que íbamos a leer.

Los fines de semana hemos intentado hacer cosas diferentes los cuatro juntos, como ir de acampada o a la playa, estar con los abuelos, con los primos... Un poco de todo.

En cuanto a cambiar hábitos, lo único el cerdo, Salek no lo come y yo procuraba no cocinarlo en la medida de lo posible para que todos pudiéramos comer lo mismo. Uno no se da cuenta de la cantidad de cerdo que come hasta que convive con quien no lo prueba, pero bueno, aunque al principio parece difícil luego es muy fácil, hay muchos otros alimentos que si puede comer.

Por lo demás, más que cambiar hábitos lo que hemos hecho ha sido intentar adaptarlos a él, aunque al final Salek ha sido el que más se ha tenido que adaptar


Tienes un hijo, Pablo. ¿Cómo lo ha vivido él?

Bueno... Pablo le quiere con locura, a pesar de que sabe que Salek se ha marchado al Sahara sin venir a cuento me pregunta que porqué no viene a comer o a dormir o a lo que sea que este haciendo en ese momento. Pero eso no quita que tuviera muchísimos celos, era una relación de amor-odio. A la semana de llegar empezaron los problemas, la primera semana estaba muy emocionado enseñándole de todo, pero luego debió pensar que ya llevaba aquí mucho tiempo y empezaron los celos. Era algo que sabíamos que iba a pasar, así que con cariño y mucho respeto hemos dejado que volviese a encontrar su sitio dentro de casa. El último mes han tenido una relación de hermanos preciosa.


Háblanos de Salek. ¿Cómo crees que ha vivido él este verano?

Bueno, Salek es un amor de niño, ha disfrutado mucho que era algo que a mi me preocupaba bastante. 

Cuando se acercó el momento de irse hubo días que me decía que quería quedarse más, tenía sentimientos enfrentados los últimos días, estaba como loco por volver con sus padres y hermanos pero también estaba muy a gusto aquí.

Al día siguiente de marchar hablé con él dos veces, me dijo que nos quería mucho y que iba a volver, aunque lo mejor de todo fueron las palabras de su tía que nos dio las gracias por haberle tratado con tanto cariño. Eso es lo mejor que me queda de esta experiencia, se ha sentido querido y eso para mi es lo más importante, siento que todo ha merecido la pena.

Aparte de eso, lo ha aprovechado muchísimo, ha visto la playa por primera vez, ha aprendido a nadar, se ha bañado en piscinas, ríos y mares y sobre todo ha conocido una forma de vivir muy diferente a la suya, ha alucinado con edificios llenos de casas como él dice, con la hierba, con los ascensores, las puertas automáticas, el agua corriente... Ha conocido un mundo nuevo, ahora nadie podrá decirle que fuera no hay nada porque él lo ha visto.


Como familia, ¿qué crees que ha cambiado después de esta experiencia en vosotros?

Bueno, hemos visto que somos capaces de adaptarnos a lo que venga y que todo lo que se hace con amor y con buena intención al final sale bien.

Como padres hemos intentado dar amor sin excluir a ninguno, que era algo que no teníamos muy claro que pudiéramos hacer.

Y para Pablo, aunque aún es pequeño para entender muchas cosas, ha aprendido a compartir su vida y su espacio con otro niño y a esperar pacientemente su turno en todas las situaciones cotidianas que se han dado.

Desde luego nos ha enriquecido a todos.


Tema libre:

Solo me queda añadir que debido a la crisis el número de familias de acogida en España se ha reducido mucho y la verdad es que es una pena, no es tanto lo que se gasta y para los niños es una experiencia muy buena. Es cierto que vienen con lo puesto y hay que comprarles ropa, pero el desembolso no es tan grande. Yo animó desde aquí, ya que Mon me ha abierto su bitácora, a todas aquellas personas que tienen dudas de si hacerlo a que se acerquen a una asociación y seguro que se animan.

Cuantos más niños vengan más gente les verá y así es más difícil que su causa quede en el olvido.
Es una pena que a día de hoy haya tantos niños en medio de conflictos tan ajenos a ellos.


Y hasta aquí la entrevista con Sara, a la que agradezco la buena predisposición y su amistad.


Más información en Amigos del pueblo saharaui en Burgos:



http://saharaburgos.wordpress.com/

https://www.facebook.com/Burgosaharaui

A veces me pregunto qué estoy haciendo con mi vida

A veces me pregunto qué estoy haciendo con mi vida y una voz infantil o dos a la vez me llaman.

A veces me pregunto qué estoy haciendo con mi vida y seguido se me ocurre hacer mermelada de ciruela disfrutando de los olores de mi cocina.

A veces me pregunto qué estoy haciendo con mi vida pero justo entonces, segundos después, me enfrasco en seguir aprendiendo aunque sea de manera autodidacta.

A veces me pregunto qué estoy haciendo con mi vida y al rato soy confidente y escucho sentada ante un maravilloso café.

A veces me pregunto qué estoy haciendo con mi vida mientras paseo en un escaso y precioso momento de soledad.

A veces me pregunto qué estoy haciendo con mi vida... y me pongo a escribir.

A veces me pregunto qué estoy haciendo con mi vida y pienso y pienso proyectos que me ilusionan.

A veces me pregunto qué estoy haciendo con mi vida y veo que mi vida es un rico mosaico compuesto de pequeñas piezas. Quizás insignificantes a primera vista,  pero que unidas de la manera adecuada con tiempo y paciencia conforman una hermosa imagen.

Mi vida está hecha de diminutos momentos.