sábado, 3 de agosto de 2013

"Tres hijos, tres lactancias" - experiencia personal sobre lactancia materna

El relato sobre una experiencia personal en lactancia materna que os copiaré enseguida es para mí un relato muy especial. Una mamá, tres hijos, tres experiencias como ella misma explica. Curiosamente no nos hemos visto la cara nunca, como dice otra "amiga virtual", Nohemí Hervada, "no nos hemos puesto piel".

L. es una amiga virtual con la que conecté desde el principio. He "vivido" con ella la crianza de sus tres hijos y me manda este relato, justo esta semana que celebramos la SMLM 2013, toda una señal.

Gracias L.


Me pides que escriba sobre mi experiencia con la lactancia materna, y aunque lo pienso, no sé por donde empezar. Han sido 3 lactancias distintas, cada una totalmente diferente a las otras. Pero, si pienso despacio en ello, siempre voy a lo mismo, a los recuerdos  de mi primera vez, a la experiencia vital que supuso para mi la lactancia de mi primera hija, al HORROR de aquellos meses, a las lágrimas vertidas en aquel tiempo, y que aun ahora corren por mis mejillas al recordarlo. Porque, sí, a pesar de que ya han pasado 5 años, aun recuerdo como si fuera ayer el fracaso de mi lactancia con mi hija, la noche que le di su última toma de pecho, la inmensa tristeza que sentía y que me embarga ahora en estos mismo momentos que escribo estas palabras.....

Pero empecemos por el principio.

Nada más nacer mi hija, me la pusieron sobre la barriga; allí, en postparto, fue reptando poco a poco hasta lograr engancharse a mi pecho. Todo parecía ir fenomenal hasta que, sin previo aviso, mi hija se soltó del pecho y vomitó sangre abundante. Fue un tremendo susto, pero por suerte vi que al soltarse del pecho, de este salín unos chorrillos de sangre. Se lo comenté a la matrona, que me habló de la existencia de una alteración de la mama que se llamaba papiloma ductal y que podía ser la causa. Me dijo que no me preocupara y que pusiera a mi hija al otro pecho. Pero nuestra sorpresa fue enorme cuando instantes después se repitió la misma escena. Ahí ya vi que la matrona ponía cara de sorpresa y la cosa empezó a preocuparme. Vinieron los ginecólogos, que no supieron darme una explicación, y las siguientes 48 h de ingreso en el hospital, las pasé intentando poner a mi hija al pecho, para que estimulase la salida de leche, entre visita y visita de ginecólogo. La niña, al tragar la sangre vomitaba, y había que darle biberones. Los ginecólogos no sabían que me pasaba y me dijeron que tenía que suspender la lactancia porque era necesario hacerme una exploración completa de mama para descartar un cáncer. Salí del hospital con unas pezoneras y unas pastillas para retirar la leche en una mano, y los biberones en la otra.

Pero me negaba a creer que antes de empezar ya se había fracasado. Me parecía que era mucha coincidencia que un cáncer apareciese justo en el momento de dar a luz. Y dada mi cabezonería, me negué a tomar las pastillas y me di un margen de 3-4 días. Durante esos días, me dediqué a sacar sangre con el sacaleches, para estimular la subida de la leche, mientras lloraba y veía como mi hija iba tomando biberones. Pero la constancia dio su fruto, poco a poco aquello que salía del pecho comenzó a volverse más lechoso, cada vez iba saliendo más leche y menos sangre, hasta que por fin, conseguí sacar leche sin sangre. 

Pero entonces comenzó la siguiente batalla. No conseguía enganchar bien a mi hija, y la única manera de conseguir que tomase el pecho era mediante las pezoneras. Aunque sabía que no eran recomendables no encontraba la forma de que se agarrase al pecho sin ellas, así que seguí utilizándolas. Al principio todo parecía ir de lujo, me hija engordaba bien y toda iba estupendamente. Pero mi alegría no duró mucho, porque pronto mi hija empezó a dejar de ganar peso. Consulté con la matrona, que no me ayudó mucho (por no decir que más bien no hizo nada) y con los pediatras, cuya única solución fue: dar biberones. Así que con la ignorancia de aquella época sobre lactancia materna, empecé de nuevo con los dichosos biberones. Poco a poco la cantidad de biberón fue en aumento, y mi hija se retorcía, se arqueaba y cada vez se negaba más a tomar el pecho. Esto me suponía nuevos llantos y angustia total, por no ser capaz de amamantar a mi hija como era mi deseo. Finalmente, después de mucha lucha, me rendí. El día que mi hija cumplió 5 meses le di por última vez el pecho.

Aún hoy veo perfectamente el momento de la última toma, nunca podré olvidarlo.

Después decidí aprender todo lo que pude sobre la lactancia, y en mis 2 siguientes hijos he podido vivir una experiencia distinta, nunca fácil, pero si exitosa y placentera. Con mis otras dos lactancia he pasado por múltiples mastitis, por grietas y sobre todo por agotamiento total cuando llegaban las 20-21 h de la tarde y mis hijos, ambos, se enganchaban al pecho y ya no se soltaban hasta 2-3 horas después durante los primeros meses de vida. He tenido que aguantar el bombardeo constante de comentarios poco agradables que se suele hacer en estos casos a las madres que optamos por la lactancia materna exclusiva. He renunciado a muchas cosas: cenas con los amigos, viajes en pareja, teatro.... por tener a mis niños colechando y en barra libre nocturna durante los últimos 4 años entre ambos niños. Y sin embargo......siento la total satisfacción de haber amamantado a ambos más allá del año, he podido ver sus caritas de placer cuando ven que te desabrochas la camisa, he podido comprender como la lactancia materna es mucho más que un simple alimento, y he podido aprender el don de la paciencia, el de la entrega total a tus hijos, el de la disponibilidad inmediata....

Es tanto lo que me  han enseñado y lo que hemos compartido que no existen palabras suficientes para describirlo.

Todavía me queda por delante un último paso, el destete de mi hijo pequeño. Ya tiene 21 meses y creo que ha llegado el momento. A veces pasa el día sin tomar nada, otros se acuerda y toma varias veces, pero siento que esto no puedo durar mucho más. A veces incluso aunque me lo pide se coge al pecho cinco segundos y enseguida sale corriendo a jugar con sus hermanos. Se que me va a dar pena, también me la dio con sus hermanos. Pero el recuerdo de estas 3 experiencias perdurara por siempre conmigo.



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