lunes, 1 de julio de 2013

Carta a las mujeres más importantes de mi vida: mi madre y mi abuela materna

La semana pasada leí en internet dos entradas que me dejaron muy tocada. Hablaban de una mujer que habiendo alcanzado ya un punto de "no retorno" en su vida, se había ido. Se había ido porque ya no podía más.

¿Por qué te vas, qué te impulsa a marchar? ¿dónde está el límite de no poder más? 
Mi abuela materna siempre me decía que solo hay una cosa que no tiene solución y es la muerte. Sin embargo siempre he pensado que la mente nos puede jugar muy malas pasadas.

Tras la lectura de estas entradas comencé una conversación con una amiga, su última frase fue: "escribeles una carta". ¿Por qué me lo dijo? porque en mi caso, alguna vez he pensado que si me apartaba, los demás ganaban....porque no soy lo suficientemente ideal o perfecta.

Esta es mi carta, escrita sobre la marcha, sin revisar ni retocar nada.... ahora, un lunes, comenzando el mes de julio, a las ocho y pico de la mañana:


Querída mamá y querida amona (es mi abuela materna):

De sobra sabeis todo lo que pienso en vosotras y cuanto os echo de menos a mi lado. Desde que os fuisteis ha sido así día a día y más aun desde que fui madre. Me pregunto qué pensaríais de mi manera de criar, qué consejos me daríais, añoro los momentos que podríamos pasar juntas y sobre todo lloro que os perdais a vuestros nietos y biznietos. Esta última parte es la más dura de vuestra ausencia porque conociéndoos sé que  os hubierais adorado mutuamente.

Pero hoy no os escribo como madre, ni como mujer de igual a igual.... Hoy os escribo porque vuelvo a ser vuestra hija y nieta de hace veinte años. 

Hoy recuerdo todas y cada una de vuestras esperanzas vertidas en mi. Vuestras ilusiones y vuestra alegría y esperanza en mi futuro prometedor. Vuestro aliento y vuestro empuje porque siempre pensasteis que yo merecía la pena. Siempre y es verdad cuando repito tanto la palabra siempre..... siempre creyendo en mi, creyendo que yo conseguiría grandes cosas y llegaría lejos. Siempre apostando por mí, siempre dándolo todo por mí. Nunca sentí presión. Yo tenía mis propias ambiciones, todas caminábamos hacia el mismo punto, pero no llegué.

Mamá: ¿Te fallé? no he conseguido nada de lo que yo creo que tú querías. No soy una mujer de éxito, no tengo un puestazo profesional. Me diste tanto como pudiste y más, me pusiste en bandeja todas y cada una de las herramientas necesarias.

Amona: ¿Qué pasó con aquella nieta a la que siempre le recordabas lo lista que era? ¿Dónde quedó? ¿Por qué se atascó en algún lugar del camino? ¿Te fallé a tí también?

Porque aunque desde que soy madre y crío a tiempo completo a mís hijos con toda la felicidad y tranquilidad que ello me aporta, esas sensaciones tan llenas y positivas conviven con una muy difícil de lidiar: creo que he fallado a las personas más importantes de mi vida.

Desde muy niña he sentido vuestras expectativas y esperanzas puestas en mí, vuestra lucha para que como mujer fuera culta, con estudios e independiente económicamente y miradme.... Y tengo miedo, miedo de pensar que no estaríais orgullosas de mí. Miedo de pensar que pude haberos decepcionado de tal modo que me hace sentir que he sido un fiasco.

Sin embargo si paro un momento y cierro los ojos, a mi mente solo acuden las imágenes de vuestro rostro sonriente, con todo ese amor que siempre me habeis profesado y demostrado. Quizás esos rostros sean una señal de que vuestro amor estaba por encima de toda expectativa de doble curso: las vuestras puestas en mí, y las mías, queriendo devolveros todo cuanto habeis hecho y significado en mi vida.

Quizás pueda redimir mi dolor inculcando todo lo que vosotras me enseñasteis que fue mucho. Quizás la vida esta próxima década me dé la manera de borrar, exterminar esta sensación que ahora tengo. No sé como ni cuando porque a mi edad ya no hay tiempo para muchas cosas. Hay trenes que pasaron que no volverán y desde luego ya no tengo 20 años ni toda mi vida por delante.

Me "mata" pensar que os he defraudado.... y no sé por qué ahora mismo me viene a la mente que ambas me estáis respondiendo que si pienso así es que no os conozco. Es cierto que a estas alturas ya no sé si ese listón tan alto que siento que he puesto, me lo he puesto yo misma ni por qué.

Allá donde moreis, anhelo que esteis orgullosas de mí, de vuestra hija y nieta, de la mujer que es, de la madre que es, de la esposa que es.... y que sigais acompañándome y sosteniéndome para que cuando caiga y no pueda más, me ayudeis a levantarme y creer en mí, como habeis hecho durante todas y cada una de las etapas de mi vida porque sin vuestro impulso y aliento, sin vosotras, no sería yo.

Os abraza, os extraña y os quiere vuestra hija y nieta.

2 comentarios:

  1. Un abrazo muy grande, me imagino la de lágrimas que has derramado escribiendo esta carta. Veo que tu misma has encontrado la respuesta.

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  2. Cuanto menos me ha servido de desahogo, que llevaba mucho tiempo dentro ya.

    Gracias Rafi.

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