martes, 30 de julio de 2013

¿La crianza respetuosa tiene fecha de caducidad?



Como podéis ver la pregunta no es mía y es una buena pregunta.

Creo que no, que la crianza con apego no debería tener fecha de caducidad. 

Dicho esto, os cuento como lo vivo yo desde hace un tiempo. Os adelanto que lo vivo con claroscuros y con dudas. Y con tropezones, con muchos tropezones.

En mi caso se han juntado varios factores que me han metido de cabeza en una espiral de nervios que me han llevado a "caerme" muchas pero que muchas veces en las que he perdido totalmente los nervios y la paciencia, gritando y castigando.

Uno, dos niños. Es decir, la llegada de un segundo hijo. Y con ello, la reubicación, la readaptación, el reparto de tiempo y dos niños con dos personalidades diferentes y necesidades diferentes pero ambos muy necesitados de mamá. Y no, no estaba preparada para la forma de ser de mi hijo pequeño, un espíritu libre, pura energía vital.

Dos, el comportamiento del mayor... cada vez más mayor. Cada día evoluciona más y más rápido, en todo. Su personalidad es una buena muestra de ello. Y a mi me toca acompañarle, solo que a veces siento que más que acompañarle corro detrás de él intentando alcanzarle. Él crece y crece y cambia y cambia y a veces parece que tengo que volver a conocerle, a adaptarme a él.... casi de continuo.

No han cambiado ni mis principios ni mis creencias. No ha cambiado mi sentir sobre mi forma de criar pero insisto siento que tropiezo mucho más. Y no deja de entristecerme ni de fastidiarme constatar eso. A cambio procuro hablar mucho con ellos, explicarles mucho mi comportamiento, intento compensar y sobre todo rectificar.

Cuando ahondo en mi comportamiento, pienso en mi propia vida, en lo que ha ido absorbiendo mi ser durante toda mi vida en mi alrededor en general. En la necesidad que siento de que estén "bien educados" y en lo errónea de mi perspectiva aplicándola en la exigencia, que me lleva a no dejarles ningún margen de error.

Tropezar y equivocarme me llega claramente también a ver que no los gritos y los castigos no son el camino, simplemente no sirven de nada, no ayudan en la crianza ni en la educación ni en su desarrollo emocional. Claramente.

Mi principal preocupación son los posos, las marcas, las aristas que pueden dejar en ellos, porque seguro que la dejan. Me aferro a una frase de Carlos González: "Tu hijo es generoso" y me prometo con más firmeza aún seguir en esta senda que es la que me convence y me llama a pesar de mis caídas.

Sí, detrás de cada comportamiento inadecuado de un niño hay una llamada de atención pero esa actitud del niño no es negativa ni mucho menos sino una manera de expresión. Es una llamada de auxilio, una necesidad, un revuelo interior del niño que hay que atender y comprender. El diálogo es importante, saber escucharles aún más, hacerlo con grandes dosis de tiempo, de presencia y de paciencia y todo esto es quizás lo que más nos falta y falla.

La crianza con apego ha resultado ser todo un camino, un proceso de crecimiento pero no solo para los niños, para mis hijos sino para mí misma. Por tanto hay que seguir caminando por dificil que resulte. Es un camino en el que muchas ocasiones hay que agacharse, muchas otras sentarse a descansar o lidiar con nuestras culpas y fijaros que curioso, desaprender.

Así que aun con mis desencuentros conmigo misma más que con la crianza con apego respondo rotundamente: no, no tiene fecha de caducidad.


2 comentarios:

  1. Mon. me identifico en todas y cada una de tus palabras. No sabes cómo me ayuda a "traducir" mis emociones, muchas gracias de corazón.
    Bsss

    Mar

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  2. Gracias a tí por visitarme.

    Un abrazo enorme.

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