viernes, 20 de enero de 2012

El miedo

Últimamente le estoy dando muchas vueltas a esta emoción, a este sentimiento. El miedo. Y es que lo he tenido tan presente en mi vida. Sí, he sido una persona miedosa y fui una niña miedosa. No he conseguido desembarazarme de él, al revés, lo vuelco en mi maternidad disfrazado muchas veces de simple preocupación.

No quisiera que mis hijos "heredaran" o absorbieran esta característica. Al revés, ojalá sea capaz de enseñarles todas las herramientas necesarias para evitarlo. Lo malo es que tal y como soy o dicho de otro modo, víctima de mi propio miedo, no sé muy bien cómo hacerlo o cómo hacerlo correctamente.

Prosigo, que tenía esta entrada ya en borrador hace un tiempo:


El miedo... ese sentimiento universal que todos hemos sentido...

¿Qué es el miedo?

Ese instinto, esa alarma, esa angustia, ese palpitar agitado, ese nudo en el estómago... Tantas maneras de sentirlo y de expresarlo... cuando nos atrevemos...

La RAE lo define de la siguiente manera:

1. m. Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.
2. m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.


El miedo...

Siempre he sido una persona miedosa. Conforme he ido viviendo mis miedos han cambiado, algunos han aumentado, otros han desaparecido. Algunos son fobias (como mi miedo a volar o a conducir), otros irracionales (no puedo ver tiburones, ni en fotos, ni en documentales, ni en el acuario), otros existenciales (como mi miedo a la muerte).

Pero si tengo que destacar un solo miedo, el más profundo que siento, el que peor me deja, el que más me perturba es el miedo a que mis hijos no gocen de salud. El miedo a que les pase algo: una enfermedad, un accidente, etc. Y destapa otros miedos: a que las cosas cambien, al sufrimiento, al dolor. Es un miedo fatalista.

Con diferencia es el que más veces siento, al mínimo "achus" de mis hijos y probablemente el más innecesario. Innecesario porque mis hijos están vivos y la vida es así, se escribe a diario, se vive a diario

Mi miedo es malo, muy malo. Es paralizante, es ciego, es acosador, es agobiante y me limita. Me limita enormemente. Quisiera poder mirar a mi miedo de frente, como cuando observas una imagen en un espejo. Y enfrentarme. Con decisión.

Hay un dicho, cita, proverbio, creo que oriental, que reza así: "Si tienes un problema y tiene solución,  ¿de qué preocuparte? y si tienes un problema y no tiene solución ¿para qué preocuparte?"

Me gustaría traspolarlo al miedo. Mon, si tienes miedo a algo que tiene solución ¿de qué tenerlo? y si tienes miedo a algo que no tiene solución, ¿para qué tenerlo? Sentir miedo y no hacer nada más no es sano ni productivo, no permite hacer nada ni enseña nada. Tener miedo y el valor para enfrentarlo es lo más positivo que podemos hacer.

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