He de comenzar escribiendo que en realidad ésta no era la entrada que tenía pensada para hoy.
Quería hablaros de Piratilla2 que ya "gatea" o más bien "oruguea" (porque se arrastra como las orugas) y de Piratilla1 y su visita de esta misma mañana a la biblioteca municipal de nuestro barrio con su clase. (Me he quedado tomando un café junto al colegio solo para ver de "estrangis" como salía del cole camino a la "biblio"). Visita, by the way, en la que se encuentra inmerso ahora mismo. (La entrada iba a titularse "hitos" de la semana).
Pero no. Me ha pasado algo, una anécdota en el supermercado y os la voy a contar porque creo que tiene su moraleja o su trasfondo, como prefirais.
Situémonos.
Piratiila2 y yo en la cola del supermercado, tras realizar una pequeña compra mañanera. Mis manos repletas (porque pensaba adquirir dos cosas y han sido seis) y conduciendo la silla del niño (una vez más debería haberme inclinado por ir con la "mei"... cachislamarsalada).
Delante nuestro un chico joven, detrás una mujer ("chica" si quereis puesto que sería de mi edad, ejem ejem). Los tres más o menos con parecido volumen de compra.
Al verme el chico, muy amablemente, me ha querido ceder el paso puesto que yo llevaba un bebé. ¡Me dejaba pasar primero en la cola!! No me lo podía ni creer. Piratilla2 estaba tranquilo mirándolo todo así que se lo he agradecido varias veces, le he dicho que no era para nada habitual que alguien se tomara la molestia de ofrecer lo que él me estaba ofreciendo y que como el niño estaba tranquilo esperábamos nuestro turno.
Sin embargo, la mujer que teníamos detrás debía de llevar prisa (cuanto menos) porque sin darme tiempo a descargar la compra de mis brazos ya estaba inentando poner su compra en la cinta de la caja. He tenido que adelantarme porque, aun no teniendo la seguridad sobre sus intenciones, tengo la impresión (y repito, la impresión)... bueno ya os lo imaginais...
Me quedo con lo positivo. Con ese chico que con tanta delicadeza nos ha ofrecido que pasáramos primero para que Piratilla2 (y yo con él, claro) no tuvieramos que esperar más que lo estrictamente necesario.
¿Qué os parece?
Por desgracia vivimos en un mundo de maleducados, donde lo habitual es oír gritos y faltas de respeto, así que ante la más mínima muestra de amabilidad nos sentimos tan felices como si hubiéramos encontrado el tesoro de los Templarios.
ResponderEliminarEn cuanto a la compra, personalmente detesto la gente que deja el carrito al lado de la caja para luego colarse diciendo "no, si estaba yo primero, he dejado aquí el carro".
En fin, quédate con el detalle del chico, y con la sonrisa de tus piratillas.