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domingo, 25 de agosto de 2013

Sobre el verano y observar a nuestros hijos

Ayer quería escribiros sobre la oportunidad que nos brinda el verano para poder observar con detenimiento a nuestros hijos y al final, con los niños jugando a mi alrededor la entrada derivó directamente a los ejemplos que he vivido con mis hijos este mismo año, este estío.

Cpnsidero que tenemos una oportunidad inmejorable de ver sus avances, su crecimiento, observar sus juegos, conversar con ellos. Todo ello sin prisa, además. Apuntando mentalmente, grabando en nuestra memoria para poder pensar sobre ello, para sentirnos orgullosos, para reconducir, para profundizar, para cambiar, para aportar.

Me entusiasmo, lo sé. Como veis hay muchos motivos por los cuales merece la pena pararse no solo a mirarles sino a disfrutar de ellos aprovechando la coyuntura que nos ofrece  esta estación.

Toda la familia disfruta de más tiempo libre. Surgen otros planes, viajes quizás, situaciones y anécdotas que en nuestra rutina diaria no tienen cabida. Todos solemos estar más relajados y más activos, con ganas de salir, de realizar actividades al aire libre. Los días son largos y soleados. Todo está a nuestro favor.

Son muchas las "cosas" que se pueden ir apuntando mentalmente, muchas las conclusiones. En definitiva es un buen momento para conocerlos más a fondo y para disfrutar de ellos. Para OBSERVARLES con mayúsculas.

Observarles tal como indica la propia palabra, según la propia RAE: 
Examinar atentamente; 
advertir, reparar; 
mirar con atención.

sábado, 24 de agosto de 2013

El verano buena atalaya de observación

Apenas he estado activa en el blog durante estos meses veraniegos. El tiempo, los días, las semanas, exclusivamente para ellos y por ellos. Sin prisas y casi sin pausa también. Pero sobre todo sin prisas, despacio, en modo "slow".

Ha sido, está siendo un GRAN VERANO. Y me he dado cuenta de que es un buen momento para observar a nuestros hijos. Con tranquilidad, con tiempo, con los ojos bien abiertos.

Este tiempo de sol, de tiempo libre, da para mucho, nos ha dado para mucho.

Con mi hijo mayor he comprobado que se me hace "mayor" a pasos agigantados pero que por otro sigue con sus miedos y su sensibilidad a los ruidos fuertes. Aun habiendo mejorado mucho hay situaciones que le han desbordado y debo decir que le entiendo porque a mí también aunque como adulta tragara y mantuviera el tipo.... (a duras penas).

Sigue sintiendo miedo de los bichos. No los soporta, le aterran y lo mismo es que el insecto en cuestión sea una mosca que una avispa. Ha sido un handicap estos meses y ya no sé cómo conseguir que ese miedo no lo atrape del modo en que lo hace.

En cuanto a los ruidos, como os he dicho en otras ocasiones, es un niño que siempre ha sido muy sensible a los ruidos fuertes (característica de los bebés y niños de alta demanda, aprovecho para recordarlo).

Pasó muy mal rato durante el desfile de las fiestas del barrio de Gracia en Barcelona. Disfrutó muchísimo recogiendo caramelos y viendo caballos y los "castellers" pero todo cambió con la llegada de los "trabucaires" (yo también, lo admito, a duras penas podía mantener el tipo y aparentar una tranquilidad que no sentía). Aquellos disparos al aire, de los trabucos, fueron demasiado. No pudo tolerarlos bastante antes de que llegaran a nuestro lado y ese momento lo pasé con él dentro de la estación de metro, calmando su llanto nervioso. 


No fue el único. En el hall de la estación había otro niño en situación similar y su madre, como yo misma, intentando calmarle. Ambos pasamos mal rato. Él peor que yo, claro, pero por mi parte, es duro verle sufrir así. He de confesar que ver que no era el único sí me consoló un poco.


Curiosamente mi hijo pequeño, en la misma situación, ni se inmutó. Los vió pasar tan tranquilo.

Por otro lado hemos tenido una suerte inmensa con el tiempo y hemos disfrutado muchísimo de la playa.. Y aquí es donde sí le he visto avanzar en su miedo al agua (al mayor). Aún no ha aprendido a nadar pero se ha bañado muchísimo, con seguridad, con alegría, con serenidad. ¡Y se me caía la baba al verle disfrutar así!

...¿Y qué puedo decir del pequeño? crece, ya lo creo que crece. Se ha soltado muchísimo al hablar, aunque aún sigo siendo su traductora principal. Ha disfrutado a tope del verano, de la playa, del verano, de la vida. Sí, de la vida porque todo le viene bien. Es un "echao palante", arrojado, valiente, siempre en movimiento. Ha descubierto el patinete y el monopatín y la tabla de "puf" (de surf). Ha disfrutado de su primer viaje en tren y en metro. Es increíble lo observador que es y como se come la vida con una intensidad que envidio. Siempre sonriente.


Confirmación: Por muy hermanos que sean, son como la noche y el día.


Ojalá pudiéramos seguir en este "stand by" un tiempo más.... Me da mucha pero que mucha pereza la llegada de septiembre, la verdad.

martes, 30 de julio de 2013

¿La crianza respetuosa tiene fecha de caducidad?



Como podéis ver la pregunta no es mía y es una buena pregunta.

Creo que no, que la crianza con apego no debería tener fecha de caducidad. 

Dicho esto, os cuento como lo vivo yo desde hace un tiempo. Os adelanto que lo vivo con claroscuros y con dudas. Y con tropezones, con muchos tropezones.

En mi caso se han juntado varios factores que me han metido de cabeza en una espiral de nervios que me han llevado a "caerme" muchas pero que muchas veces en las que he perdido totalmente los nervios y la paciencia, gritando y castigando.

Uno, dos niños. Es decir, la llegada de un segundo hijo. Y con ello, la reubicación, la readaptación, el reparto de tiempo y dos niños con dos personalidades diferentes y necesidades diferentes pero ambos muy necesitados de mamá. Y no, no estaba preparada para la forma de ser de mi hijo pequeño, un espíritu libre, pura energía vital.

Dos, el comportamiento del mayor... cada vez más mayor. Cada día evoluciona más y más rápido, en todo. Su personalidad es una buena muestra de ello. Y a mi me toca acompañarle, solo que a veces siento que más que acompañarle corro detrás de él intentando alcanzarle. Él crece y crece y cambia y cambia y a veces parece que tengo que volver a conocerle, a adaptarme a él.... casi de continuo.

No han cambiado ni mis principios ni mis creencias. No ha cambiado mi sentir sobre mi forma de criar pero insisto siento que tropiezo mucho más. Y no deja de entristecerme ni de fastidiarme constatar eso. A cambio procuro hablar mucho con ellos, explicarles mucho mi comportamiento, intento compensar y sobre todo rectificar.

Cuando ahondo en mi comportamiento, pienso en mi propia vida, en lo que ha ido absorbiendo mi ser durante toda mi vida en mi alrededor en general. En la necesidad que siento de que estén "bien educados" y en lo errónea de mi perspectiva aplicándola en la exigencia, que me lleva a no dejarles ningún margen de error.

Tropezar y equivocarme me llega claramente también a ver que no los gritos y los castigos no son el camino, simplemente no sirven de nada, no ayudan en la crianza ni en la educación ni en su desarrollo emocional. Claramente.

Mi principal preocupación son los posos, las marcas, las aristas que pueden dejar en ellos, porque seguro que la dejan. Me aferro a una frase de Carlos González: "Tu hijo es generoso" y me prometo con más firmeza aún seguir en esta senda que es la que me convence y me llama a pesar de mis caídas.

Sí, detrás de cada comportamiento inadecuado de un niño hay una llamada de atención pero esa actitud del niño no es negativa ni mucho menos sino una manera de expresión. Es una llamada de auxilio, una necesidad, un revuelo interior del niño que hay que atender y comprender. El diálogo es importante, saber escucharles aún más, hacerlo con grandes dosis de tiempo, de presencia y de paciencia y todo esto es quizás lo que más nos falta y falla.

La crianza con apego ha resultado ser todo un camino, un proceso de crecimiento pero no solo para los niños, para mis hijos sino para mí misma. Por tanto hay que seguir caminando por dificil que resulte. Es un camino en el que muchas ocasiones hay que agacharse, muchas otras sentarse a descansar o lidiar con nuestras culpas y fijaros que curioso, desaprender.

Así que aun con mis desencuentros conmigo misma más que con la crianza con apego respondo rotundamente: no, no tiene fecha de caducidad.


miércoles, 10 de abril de 2013

A propósito de "El día que os marcheis"

A propósito de :

"El día que os marcheis" - blog A simple vista

...

El día que os marcheis...

Sentiré el vacío de vuestra ausencia y añoraré vuestra alma contenida en una mirada infantil.

Querré salir a buscaros, para recuperar y alargar esos amaneceres juntos en la misma cama.

Miraré, rebuscaré dentro de mi memoria para recordar manualidades y dibujos, risas y saltos, castillos en la arena.

El día que os marcheis soñaré con vuestros besos y vuestros abrazos, con vuestras llamadas y reclamos, vuestras canciones y sentiré no haber inventado más juegos.

El día que os marcheis, mi vida tomará otro rumbo, deseando haber atrapado aquellos trozos de tiempo a los que apenas presté atención en su momento.

Me sentaré en aquel parque, en aquel tobogán o columpio en el que quedó vuestra huella y quizás sin vosotros, en ese instante, me haga vieja.


lunes, 22 de octubre de 2012

El ciclo de la vida para Piratilla1

- "Mamá, el círculo de la vida es cuando se muere una persona, crece otra."

Se le mueve su primer diente - ya se le ha caido

Piratilla1 ha salido doblemente contento hoy del colegio.

Su primer motivo de alegría era que hoy había sido el encargado, tarea que acepta con agrado cada vez que le toca el turno.

Y su segundo motivo de alegría era que ¡se le había empezado a mover un diente!. Le acabo de preguntar cómo se ha dado cuenta y me ha hecho mucha gracia parte de su contestación. Me ha dicho que como le gusta tanto moverse los dientes... y es verdad.... lleva tiempo preguntándome cuando se le caería un diente a él, ya que tiene amiguitos que ya han experimentado la caida de una o varias piezas.

El primer diente de leche que "perdió" Piratilla1 no fue de manera natural sino una extracción en la odontopediatra con todo lo que eso supuso. Así que está muy ilusionado con su primera "caída dental".

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Ayer se le cayó su primer diente. Ni se enteró. De hecho creemos que se lo tragó sin querer.... Una muestra más de cómo crece, de cómo se me va haciendo mayor. 

Probablemente el hecho de que se le empiecen a caer los dientes de leche parece insignificante... pero para él no lo es y para mí tampoco. Se le ha estado moviendo varios días, yo creo que empecé a escribir esta entrada el jueves pasado, y él se impacientaba esperando el "momentazo". Intuyo que le hace sentir "más mayor".

Ya veis, ahora mismo tengo al mayor inaugurando esa etapa de su vida, la de dejar los dientes de leche, mientras que el pequeño, Piratilla2 todavía está en la fase en la que le siguen saliendo..... con sus noches revueltas y su dedillo en la boca mordisqueando.....