A estas alturas no sé ya en qué tono escribir esta entrada. Si hacerlo con salero o con ironía, con contundencia, con seriedad, con teoría... no lo sé. No sé ya si remitirme a entradas anteriores. No sé si intentar escribir cual panfleto incendiario o reivindicativo, o si expresar las ideas que me rondan en la cabeza sin otro afán más que el desahogo, mi desahogo. De hecho me tienta dejar a reposar la entrada en sí y leer la blogosfera maternal que frecuento mientras asiento mis ideas y emociones.
No sé si dirigir mis reflexiones a la persona que ha desencadenado esta entrada o a la sociedad que además la admira y la empuja (además de palmearla) a tomar decisiones como la que ha tomado. Me pregunto qué habrá pensado y sopesado ella... ¿se habrá cuestionado su ambición?, ¿habrá vacilado a la hora de tomar la decisión que ha tomado? ¿ha pensado en su hijo? supongo que sí... y sin embargo no la entiendo. Sé que no estoy en su piel, ni lo estaré nunca... que hablar de los demás es demasiado fácil... pero realmente ¿dentro de unos años quiere pensar que EL MAYOR éxito de su vida ha sido su carrera política?
Recuerdo mi mayor ambición cuando era estudiante, cuando comencé mi carrera: la escuela diplomática. Mi mayor deseo... Sin embargo ahora pienso en ello solo cuando echo la vista atrás. Mis ambiciones han cambiado, igual que lo ha hecho mi vida y mis circunstancias. Mi mayor ambición hoy en día es mi familia, son mis hijos y ser partícipe activa de su vida. Ser su principal persona de referencia, que sientan su mayor vínculo conmigo y no con terceras personas.
Con estas palabras no quiero animar a nadie a nada, que cada una elija su camino, que piense en sus por qués. Nada es blanco o negro.
Yo también quisiera desarrollarme en otras facetas, pelear por mi sueños como escribir un libro, un trabajo a media jornada... pero no puedo ni quiero olvidar que mis hijos son parte esencial de mi vida. Lo que lamento es que tal y como se concibe el mundo laboral hoy, en ese aspecto mi tren ha pasado de largo. Y me subí a otro, ser madre. Lástima que para subir a uno tengas que perder el otro. Sin segundas oportunidades, sin poder adaptarnos, sin poder abrir y cerrar etapas al ritmo adecuado.
Y una vez más pienso, políticos así no me representan. No van a defender bajas más largas, conciliación real, ni que seamos un poco más "noruegas". No van a defender pasar más tiempo con mis hijos, no promoverán medias jornadas, ni horarios intensivos laborales y escolares para que padres e hijos disfrutemos de tiempo en calidad y cantidad.
Yo no hubiera podido separarme de mis hijos a los nueve días de recien nacido. Ni por un segundo. Salvo caso de fuerza mayor y con todo el dolor, no sé si del mundo pero sí de mi corazón.
No comprendo hacia dónde caminamos, hacia donde nos lleva nuestra sociedad, aplaudiendo ejemplos como el de Soraya que se incorpora a su trabajo (con jornadas maratonianas como tienen los políticos) dejando a sus recien nacidos, porque es lo que son, recien nacidos, a los cuidados de otra persona, de alguien que NO es su madre y al que el niño no necesita, porque lo que necesita es el calor y los cuidados de su madre. No somos conscientes (y no queremos serlo) de lo que realmente supone la ruptura tan temprana de la diada madre/hijo.
Nos estamos olvidando de niños y ancianos. Sí nos estamos olvidando de ellos creyendo que no hace falta que les cuidemos nosotros mismos cuando pueden hacerlo otras manos expertas que no son las nuestras. Y no es lo mismo, no lo es. Ni los cuidados, ni la dedicación, ni los medios, ni las ganas, ni la paciencia ni nada de nada. Contamos, "valemos", en nuestra etapa productiva, como trabajadores activos.
Evidentemente cada una vive su maternidad como quiere y puede... como sabe o como le dejan... pero a veces me pregunto si en aras de la libertad de acción y de decisión, de la igualdad, no estamos "patinando" . Nos están convenciendo de que renunciemos a nuestra maternidad, que la compartamos para que no nos moleste ni nos separe ¿de qué? de quién?
Prefiero pensar que nos queda por delante un "neofeminismo" donde seamos conscientes de que es importante vivir la maternidad y ser parte consciente de ella. Por placer, por instinto, por inversión de futuro, sí, por eso también, porque una madre en casa en los años más importantes y decisivos en el desarrollo físico y emocional de un niño es invertir en un futuro y un mundo mejor.
Prefiero pensar en que podemos reflexionar sobre lo que significa CONCILIAR (elegir sin renunciar) y luchar por conseguirlo.
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¡Vamos a recortar!! - Mimos y Teta
¿Es un buen ejemplo la vuelta al trabajo de Soraya Sáenz de Santamaría? - Bebés y Más
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Mis hijos más pequeños, el de casi 4 años y el de 23 meses, me recuerdan cada día, por si acaso me había olvidado, que YO, su madre, soy la persona que más necesitan en este mundo. Y que todo lo demás son sucedáneos.
ResponderEliminarEn mi caso no he renunciado ni a un día de mi baja, sino que además he procurado juntar vacaciones y otros permisos para alargar al máximo. Pero al término de esos permisos, hace ya mucho tiempo que por cuestiones económicas mi pareja y yo decidimos que fuera él el que redujera jornada laboral y se hiciera cargo de los bebés durante el día (mejor no hablo de lo que me he arrepentido de esa decisión, a pesar de que él es un padre estupendo).
Había un sacrificio económico y profesional, pero que aceptábamos con gusto porque nos permitía cuidar de nuestros hijos personalmente y evitar llevarlos a una guardería o contratar a alguien externo.
Yo pensaba que esto era "lo más". Dejaba a mis hijos en manos de su padre ¡qué tranquilidad! ¡qué modernos eramos, además!
Así que su padre los cuida durante el día con mucho amor. Pero por la tarde, piden mamá casi con voracidad.
Por la noche, cuando el más pequeño se despierta inquieto, solo puedo consolarlo yo. Su padre no vale. No si estoy yo (hacemos colecho, así cualquiera podría calmarle, pero sólo quiere que lo calme yo).
Por la mañana, el que tiene casi 4 años llora si no es mamá la que le viste y le prepara el desayuno. Adora a su padre. Pero necesita sentirse cuidado por su madre.
Que nadie se confunda, no son "tiranos". Son unos niños que son una delicia (y no lo digo solo yo, que soy su madre). Pero son niños pequeños y quieren MADRE. Todo lo demás es de segunda. Hasta el padre, por mucho que le duela a él después de todas las horas que invierte en su cuidado.
Pienso que Soraya lo debe estar pasando mal. Pero por lo menos ella es una persona adulta que ha tomado una decisión más o menos consciente y meditada. El bebé de Soraya no ha tenido ese beneficio. Así que mis pensamientos están con él, y con la desesperación que debe sentir por no tener a su madre al lado.
AMR
Muy acertada, como siempre. Tienes un premio en mi blog (http://elmundodekim.blogspot.com/2011/11/premio_24.html), besitos guapa.
ResponderEliminarGracias AMR por pasarte por este humilde blog y dedicar parte de tu tiempo a comentar mi entrada.
ResponderEliminarGracias por contarnos tu experiencia. Comparto 100% cuanto nos escribes. Los niños, por más manos amorosas que tengan alrededor, siempre necesitan a su madre.
Kim, preciosa..... ¡un premio! Me voy enseguida para tu blog
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