domingo, 25 de agosto de 2013

Mi "rinoceronte naranja"

Mi "rinoceronte" está bajo mínimos y mi calendario este fin de semana ha terminado de tener corazones para pasar a tener aspas del tamaño de una catedral.

Y yo estoy triste y furiosa conmigo, para qué negarlo.


Desde que comencé el desafío no había gritado hasta este fin de semana y estaba feliz cual perdiz pero... 

Hoy me he sumergido en una conversación que se ha convertido en un intercambio de repoches. Una discusión surrealista que no he sabido parar sin gritar. Por un detalle: el menú de la comida. Por eso y porque mi hijo mayor ha decidido que al no haber su plato favorito prometido (porque lo he retrasado un día) todo era culpa mía. Todo, es todo, que no hubiera cumplido lo prometido, que él no quisiera entonces comer nada.... y esa frase "por tu culpa" se me clava de una manera que me hiere más de lo que me gusta admitir. Así que como os decía, inmerso en un intercambio de frases desafiantes y de reproches he acabado estallando con un ¡basta ya! que ha temblado hasta.....


No hay excusa, no hay justificación. Me ha superado y mi rinoceronte naranja henchido de orgullo desde hace quince días se ha desinflado de una manera rápida y desilusionada.

Vuelvo a empezar. Vuelvo a empezar enfadada conmigo misma por no ser quien quiero ser y también frustrada. Y aunque sé que se me pasará, ahora mismo, también un poco picada por la exigencia que se me pide con o sin razón.

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