Ay traicionero y escurridizo Tiempo.... que te escapas veloz sin que apenas me dé cuenta hasta que una mañana me paro en seco mirando la cara de mi hijo mayor y veo que no queda atisbo de aquel bebé que llegó hace casi cinco años.
Ahora es un niño que crece, que se expande, que surge con toda la fuerza de su personalidad, mostrando cómo es, cómo es él mismo y solo él. Y no hay más que un camino.... que lleva hacia delante... siguiendo su crecimiento.
Ay escurridizo Tiempo.... me engañaste.... Al principio... cuando apenas me adentraba en mi maternidad no transcurrías de la misma manera. Hubo una época en la que fluías lento, desesperadamente lento para mis inexpertas manos de madre. Y sin avisar cambiaste de ritmo. Comenzaste a correr.... apresuraste el ritmo hasta llegar a hoy.
¡Párate tiempo, regálame algún momento más! ¡Dentente! ¡Estáncate!!!! Déjame disfrutar aún más de mis piratillas, de su inocencia, de su alegría, de su vitalidad... dilata su infancia, llena mi mente de hermosos momentos que más adelante se conviertan en bellos recuerdos.
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