"Cuando duerme una madre junto al niño
duerme el niño dos veces;
cuando duermo soñando en tu cariño
mi eterno ensueño meces."
Esa estrofa se convirtió en mi estrofa de cabecera, en nuestra estrofa, en nuestra canción, en nuestro lema y nuestro principio.
Había nacido mi primer hijo y algo se quebró en mí, naciendo de nuevo, como madre. Utilizo la palabra "nací" porque desde que llegó el bebé no fui "quien yo esperaba ser", la madre que yo imaginaba, sino que ya "una madre habitaba en mí", que fue la que surgió.
De la mano de Unamuno, de su estrofa y de la web Dormir sin Llorar, comencé un camino con una forma de ver el sueño infantil. Me sumergí en su Comunidad primero como lectora, escondida sin registro y tras seis meses como participante e integrante registrada.
Así comenzó la siguiente historia: Con una madre llena de dudas y de preguntas y de miedos y un bebé recién nacido que no dormía, que mamaba y mamaba y que lloraba y lloraba. Con estas piezas de puzzle comenzamos a armar nuestra existencia diaria, nuestras noches y nuestras siestas, arropada por miles de historias parecidas a la nuestra, abrazada por las madres más activas del foro. Amparada, sostenida.
Así comenzó la siguiente historia: Con una madre llena de dudas y de preguntas y de miedos y un bebé recién nacido que no dormía, que mamaba y mamaba y que lloraba y lloraba. Con estas piezas de puzzle comenzamos a armar nuestra existencia diaria, nuestras noches y nuestras siestas, arropada por miles de historias parecidas a la nuestra, abrazada por las madres más activas del foro. Amparada, sostenida.
Pasó el tiempo, agradecida me quedé en la comunidad, dispuesta a devolver lo que se me había dado, a poner mi hombro para que otras madres se apoyaran. Me quedé porque el foro era mi círculo de mujeres, mi tribu, esa tribu de la que tanto se habla en maternidad. Quedarse supuso dar un paso más y no solo eso, supuso un regalo que es el que os presento hoy:
El regalo tuvo forma de proyecto, forma de libro. ¿Qué más podía pedir yo?
Han sido varios años de proyecto (muy intensos) y un hijo más.
Muchos días, muchas noches, mejores, peores, muchos bostezos y muchos ruegos o plegarias a Morfeo. Luchas interiores, dudas, suspiros.
Muchos "todo pasa y todo llega"... muchos momentitos y momentazos, confidencias con mi tribu.
Y el proyecto del libro de trasfondo, tomando forma: los planes, los sueños, los borradores, las puestas en común, la incertidumbre, el miedo, la necesidad de perfección, "de estar a la altura de las circunstancias", la obsesión por ofrecer un buen apoyo a los padres, concienzudo.
Todo un viaje, toda una experiencia. Un sueño hecho realidad.
El resultado, con todo el esfuerzo e implicación del equipo que da vida a este proyecto, es este libro que veis ¡y yo formo parte de él!.
Me quedo con todo lo vivido, con todo lo aprendido. Con la ilusión con la que acometí el proyecto. Con la satisfacción de haber disfrutado buscando, leyendo, escribiendo, creando (como el cuento de la teta cansada). Me quedo con la ilusión de saber que no he sido la única en dormir a mis hijos sin llorar, que no lo soy y que no lo seré y que de verdad, de verdad, estamos programadas para actuar así: Solo tenemos que escuchar y sentir, dejarnos llevar en los brazos de Morfeo, juntos.
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