Es 3 de febrero. Tan sólo 3 de febrero. Pretendo que sea un día más del calendario, como todos los demás. Pero no lo es.
Un 3 de febrero se marchó mi madre. Y dejó huérfana a la niña que hay en mí y sin tribu a la mujer. El 3 de febrero es el único día del año al que intento no darle importancia, porque no quiero centrarme en la tristeza y la ausencia que nacen en esta fecha. Prefiero llenar el año de detalles de toda una vida.
Un 3 de febrero me enseñó su última lección: Esa mañana nos esperó, sé que nos esperó.
El día que yo me vaya quiero hacerlo como ella, rodeada del amor de los míos y agarrada a una mano. Como ella, agarrada a la mano de su compañero de vida, mi padre.
Un fortísimo abrazo Mon. La ausencia te acompañará siempre pero el amor de los tuyos también.
ResponderEliminarNaia, disfruta mucho de tu amatxu.
EliminarEl 3 de febrero nunca será un dia cualquiera, sin duda es un día en el que sentiste un gran dolor, pero al mismo tiempo es el día en que tu madre se convirtió en la luz que te guía. Cuando llegue el momento, dentro de muchísimos años, volverá a estar a tu lado para acompañarte por el camino que olvidaste al nacer. Nunca serás huérfana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dicen que cuando llega el momento vuelven para acompañarnos en el tránsito ¿verdad?.
EliminarEso deseo.