Decidme la de veces que habreis/habremos dicho cuánto nos enseñan nuestros hijos y cómo nos sorprenden.
Pues hoy me toca, una vez más, escribirlo a mí. Y me viene "que ni al pelo" con la entrada anterior, en la que hablamos del miedo.
Piratilla1 ha tenido y tiene que ir al dentista. Ayer fue su tercera visita a la consulta y además la más intensa. El primer día que estuvo, en la revisión, se portó fenomenal, pero cuando nos dijeron todo lo que tenía por delante se me cayó el mundo a los pies. Piratilla1 siempre ha llevado fatal el tema de las batas blancas, sobre todo hasta los tres años. Les tenía pánico, un miedo atroz. Poco a poco, con la edad y depositando su confianza en las personas lo ha ido venciendo. (Curiosamente, y aquí estoy abriendo un inciso, le encanta todo lo que se refiera a virus y bacterias y la serie de dibujos "erase una vez la vida". De hecho dice que de mayor quiere ser médico. Ciero inciso).
Con estos antecedentes yo ya temblaba pensado cómo nos iría. No podíamos dejar pasar el tema, había que afrontar la situación, así que "adelante como los de Alicante". Pero yo tembando, nerviosa perdida, preocupada, sin poder dormir tranquila y disimulando mis terrores lo mejor posible.
Pues "he aquí" que mi piratilla es todo un VALIENTE. Y estoy tremendamente orgullosa, por supuesto. "He aquí"que todos mis miedos y mis angustias han sido en balde y una pérdida de tiempo. Porque no se ha quejado, al menos de momento. Porque en la consulta han sabido cómo haccer para que el niño estuviera tranquilo y se dejara, porque les he oido charlar de virus y bacterias, porque le han animado.
Ayer fue todo un campeón y con su seriedad y su buen hacer me ha dado una lección: Confiar en él y ser tan valiente como él. Y no adelantar jamás un acontecimiento.
Si es que al final, ellos nos enseñan a nosotras!! Que valiente tu Piratilla!!
ResponderEliminarBesos maternales