Tras la última entrada de este blog, en la que denunciaba las malas prácticas publicitarias de nestle y planteaba una serie de preguntas, me quedó un pequeño sabor "amargo".
Amargo porque siento que a veces nos embarcamos en batallas inútiles que no llevan a ningún lado. Que nos enfrentan y nos distancian.
Apoyo la lactancia materna al 100% y cuando escribo, hablo o pienso sobre este tema, personalmente, suelo tener dos caballos de batalla, imagino que debido a mi experiencia vital.
El primero:reclamo información actualizada y veraz para todos los profesionales de salud.
El segundo: la lactancia prolongada y su normalización.
¿Por qué? porque el amamantamiento de mi hijo mayor pudo haber sido muy distinto al que fue y en consecuencia quizás el del segundo también. Porque la vida está llena de casualidades y circunstancias que pueden llevarte por caminos diferentes. No cuestiono nada de lo que no he vivido pero sí quiero decir que me siento muy feliz por lo que sí he vivido amamantándolos. Es esa experiencia vital, tremendamente vital y enriquecedora lo que hizo que me enamorara de la lactancia materna como tema.
Bien. Piratilla 1 como sabeis que le llamo en este blog nació hace seis años. Durante mi embarazo no me planteé grandes preguntas ni dudas ni nada.... simplemente me dejaba llevar por lo que veía alrededor. En las clases de preparación al parto tan solo se nos puso un video noruego sobre el tema. Punto.
Mi hijo vino a este mundo por cesárea de urgencia. Cesárea que no cuestiono aunque sí debo decir que me marcó aunque en un primer momento no fui consciente y tuve que pasar posteriormente mi propio proceso de aceptación.
Por suerte el tiempo de separación de mi bebé fue corto, apenas dos horas. Me permitieron darle un beso y se lo llevaron a su padre pero nosotros por aquel entonces desconocíamos todos los beneficios del piel con piel así que mi pobre criatura estuvo llorando en su cunita con su padre angustiado a su lado sin saber qué hacer. En cuanto subí a la habitación me preguntaron si quería amamantarle y le pusieron a mi pecho. Creo que ahora me emociona mucho más ese recuerdo que entonces.....
Las indicaciones de la "asesora de lactancia" del hospital fueron, tres horas entre toma y toma y diez minutos a cada pecho aproximadamente. Como mucho muchísimo veinte minutos a cada pecho.
Mi bebé lloraba y lloraba durante los cuatro días que estuvimos en la clínica y yo inexperta consultaba a las enfermeras. Prueba con el chupete, el bebé no quiere chupete. Este niño tiene hambre, espera que te traigo un biberón, mira como se lo toma. Dos fueron los biberones que se tomó y me escuecen. Me escuecen porque no eran necesarios, no lo eran. Yo tenía calostro, me apretujaban con fuerza mi pecho y salía y la leche también subió pero mi bebé lloraba y lloraba y esa era la solución al menos durante un rato. A mi me nacía ponérmelo al pecho de continuo, oía su llanto, lo cogía y me lo ponía al pecho. Creedme si os digo que tengo su llanto clavado en el alma.
Llegó el momento de volver a casa. La clínica nos dejó una muestra de leche artificial. Pensé, bien por si acaso.
En casa estábamos un bebé llorón y nervioso que ni dormía ni parecía saciarse nunca con el pecho. Tuve grietas que me hicieron ver las estrellas y mis pechos estaban tan llenos que me dolían. Días y noches de angustia. Engordaba, eso sí. Aun y todo comenzaron los comentarios a mi alrededor: "este niño se queda con hambre", "dale un biberón y verás como duerme varias horas seguidas o toda la noche". Recuerdo noches sentada en mi habitación, con mi marido intentando ayudarme trayéndome los vasos de agua y acompañándome, en las que dudábamos juntos..... ¿y si es verdad? ¿y si le damos un biberón?. Y una vez más algo dentro de mi decía - no, espera. Sigue así. Fueron días de soledad también, de soledad y de silencio, de falta de respuestas. No tuve ningún apoyo profesional. Acudir a un grupo de lactancia me suponía un mundo. Desconocía el porteo y mi bebé en su capazo lloraba y lloraba hasta cuando salíamos de paseo. Pasé semanas prácticamente recluida en casa porque todo se me hacía un mundo y lloré, lloré mucho.
Os cuento todos estos detalles para que comprendáis como podía sentirme en aquellos primeros días. Solo eso, porque ahora si recuerdo y tengo que ponerle un nombre, un sustantivo a aquellos días elegiría la siguiente palabra: Soledad. Sí, soledad, estaba perdida y sola.
Soy consciente que pude haber variado de rumbo en cualquier instante. Pudo haber pasado perfectamente embutida como estaba en mis dudas, en mi desesperación por creer que no era capaz de satisfacer las necesidades de mi bebé. Soy consciente de que por fortuna, azar, cabezonería, instinto o lo que sea, no lo hice. Y yo, yo me alegro de ello porque después he sido muy feliz.
Por eso siempre reclamo buena atención y promoción, no solo en los hospitales sino cuando llegamos a nuestra casa, en nuestros centros de salud y por eso reclamo también el acompañamiento a las madres, el escucharlas, el sostenerlas, el informarlas y el respetarlas porque como decía el titular del diario El País, efectivamente, el amamantar no es fácil.... pero sí muy gratificante. Tres años muy gratificantes (ahora sabeis también el motivo de mi segundo caballo de batalla).
Creo que todas las que hemos tenido que luchar por nuestras lactancias nos hemos sentido así, tu historia es parecida a la de muchas madres. Algunas tuvimos suerte, dimos con el apoyo necesario y lo logramos, otras... no pudo ser. Por eso son tan necesarios los grupos de apoyo y el buen hacer de los profesionales de la salud. Con la dimisión de más de la mitad del comité de lactancia nos hemos quedado sin un pilar importante. Un beso.
ResponderEliminarExacto. Creo que das en el clavo.
EliminarLos grandes perdedores de todo esto: los bebés los primeros y las madres también, se decida lo que se decida y se tome el camino que se tome.
¿Por qué? por que sin ese apoyo y sin ese saber hacer las madres no tenemos todas las herramientas necesarias..... Algo sigue fallando.
Creo q hace falta más apoyo y más información. Que los profesionales que atienden en el parto estén preparados para iniciar a la mujer en la lactancia porque es un momento clave y un mal inicio puede dar lugar a malas experiencias, abandono... Pero también reconozco que hay que poner en valor el esfuerzo que supone amamantar, sobre todo cuando surgen problemas. En general esto no esta para nada valorado. Muchas mujeres optan por el bibe por comodidad porque esta aceptado socialmente, mientras que la que da teta se ve muchas veces como una sufrida. Y para nada es así! Pero lo que no entiendo es que todos creo que nos esforzamos por conseguir cosas en la vida, nos preparamos con unos estudios, intentamos conseguir un buen trabajo... Y en el tema lactancia, esfuerzo muchas veces cero. Hay un post de la mama pediatra que trata sobre esto, que los profesionales de la salud muchas veces asesoran bien pero las madres toman la vía de en medio. Otro tema es la lactancia prolongada, pocmenos que ya eres una loca...
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